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Mensajes de Medjugorje conteniendo 'obra'

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¡Queridos hijos! En estos días, Satanás se está manifestando fuertemente en esta parroquia. Oren, queridos hijos, para que se cumpla el plan de Dios y que cualquier obra de Satanás se transforme para gloria de Dios. Yo me he quedado tanto tiempo entre ustedes para ayudarlos en las pruebas. Gracias por haber respondido a mi llamado!

¡Queridos hijos! Hoy deseo darles gracias por todas sus oraciones y sacrificios que han ofrecido en este mes consagrado a Mí. Hijitos, deseo que todos ustedes también sean activos en este tiempo que, a través de Mí, esta unido al cielo de manera especial. Oren para poder comprender que es necesario que todos ustedes colaboren, con su vida y con su ejemplo, a la obra de salvación. Hijitos, Yo deseo que los hombres se conviertan y que en ustedes me vean a Mí y a mi hijo Jesús. Yo intercederé por ustedes y los ayudaré a ser luz. Ayuden a los demás, porque ayudándolos también su alma encontrará la salvación. Gracias opor haber respondido a mi llamado!

Jakov Colo tuvo apariciones diarias desde el 25 de junio de 1981 hasta el 12 de septiembre de 1998. Aquel día, la Virgen le dijo:
¡Querido hijo! Yo soy tu Madre y te amo incondicionalmente. A partir de hoy, no me apareceré a ti cada día, sino únicamente para Navidad, el Día del Nacimiento de Mi Hijo. No te pongas triste, porque Yo como Madre estaré siempre contigo y como toda verdadera madre, no te abandonaré. Tú continúa en adelante siguiendo el camino de Mi Hijo, camino de paz y de amor, y procura perseverar en la misión que te he confiado. Sé el ejemplo de aquél que ha conocido a Dios y el Amor de Dios. Que las personas vean siempre en ti un ejemplo de cómo Dios obra en las personas y de cómo actúa a través de ellas. Yo te bendigo con mi bendición maternal y te agradezco por haber respondido a mi llamado.
Después de confiarle el décimo secreto, la Virgen le dijo que se le aparecería una vez al año, en Navidad, el 25 de diciembre.

¡Queridos hijos! También hoy hay gozo en mi corazón. Deseo agradecerles por hacer que mi plan sea realizable. Cada uno de ustedes es importante, por eso hijitos, oren y alégrense conmigo por cada corazón que se ha convertido y que ha llegado a ser instrumento de paz en el mundo. Los grupos de oración son fuertes, y a través de ellos puedo ver, hijitos, que el Espíritu Santo obra en el mundo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!

Comentario del mensaje


Queridos hijos, mientras os invito a la oración por quienes no han conocido el amor de Dios, si vosotros mirarais en vuestros corazones, comprenderíais que hablo de muchos de vosotros. Con el corazón abierto, preguntaos sinceramente si deseáis al Dios viviente o deseáis apartarlo y vivir según vuestro querer. Mirad a vuestro alrededor, hijos míos, y observad hacia dónde va el mundo, que piensa hacer todo sin el Padre, y que deambula en la tiniebla de la tentación. Yo os ofrezco la luz de la Verdad y al Espíritu Santo. Estoy con vosotros según el plan de Dios: para ayudaros, a fin de que en vuestros corazones triunfe Mi Hijo, Su Cruz y Resurrección. Como Madre ansío, y oro, por vuestra unión con Mi Hijo y con Su obra. Yo estoy aquí, ¡decidíos! ¡Gracias.

Hijos míos, mi Corazón materno desea vuestra sincera conversión y fe firme para que podáis transmitir el amor y la paz a todos aquellos que os rodean. Pero, hijos míos, no lo olvidéis: cada uno de vosotros es un mundo único ante el Padre Celestial; por eso, permitid que la obra incesante del Espíritu Santo actúe en vosotros. Sed, hijos míos, espiritualmente puros. En la espiritualidad está la belleza: todo lo que es espiritual está vivo y es muy hermoso. No olvidéis que en la Eucaristía, que es el corazón de la fe, mi Hijo está siempre con vosotros, viene a vosotros y parte el pan con vosotros porque, hijos míos, Él ha muerto por vosotros, ha resucitado y viene nuevamente. Estas palabras mías vosotros las conocéis porque son la verdad y la verdad no cambia; solo que muchos hijos míos la han olvidado. Hijos míos, mis palabras no son ni antiguas ni nuevas, son eternas. Por eso os invito, hijos míos, a mirar bien los signos de los tiempos, a recoger las cruces despedazadas y a ser apóstoles de la Revelación. ¡Os doy las gracias!

“Queridos hijos, el amor y la bondad del Padre Celestial dan revelaciones que hacen que la fe crezca y se comprenda, y traiga paz, seguridad y esperanza. Así también yo, hijos míos, por medio del amor misericordioso del Padre Celestial, siempre y de nuevo, os muestro el camino hacia mi Hijo, hacia la salvación eterna. Pero, lamentablemente, muchos de mis hijos no quieren escucharme, y muchos de ellos dudan. Y yo, yo siempre, en el tiempo y más allá del tiempo, he magnificado (engrandecido) al Señor por todo lo que ha hecho en mí y a través de mí. Mi Hijo se da a vosotros, parte el Pan con vosotros, os habla palabras de vida eterna para que las llevéis a todos. Y vosotros, hijos míos, apóstoles de mi amor, ¿a qué teméis si mi Hijo está con vosotros? Ofrecedle vuestras almas para que Él pueda morar en ellas, y pueda hacer de vosotros instrumentos de la fe e instrumentos del amor. Hijos míos, vivid el Evangelio, vivid el amor misericordioso hacia el prójimo y, ante todo, vivid el amor hacia el Padre celestial. Hijos míos, no estáis unidos por casualidad. El Padre Celestial no une a nadie por casualidad. Mi Hijo habla a vuestras almas y yo os hablo a vuestro corazón. Como Madre os digo: seguidme, amaos los unos a los otros, dad testimonio. Con vuestro ejemplo, no tengáis miedo de defender la verdad: la Palabra de Dios, que es eterna y nunca cambia. Hijos míos, quien obra a la luz del amor misericordioso y de la verdad, siempre recibe ayuda del cielo y no está solo. Apóstoles de mi amor, que siempre os reconozcan entre todos los demás por pasar inadvertidos, por el amor y la serenidad. Yo estoy con vosotros. ¡Os doy las gracias!"

Queridos hijos, por obra de la decisión y del amor de Dios, he sido elegida para ser la Madre de Dios y la Madre vuestra. Pero también por mi voluntad y por mi amor ilimitado hacia el Padre Celestial y mi completa confianza en Él, mi cuerpo fue el cáliz del Dios-hombre. He estado al servicio de la verdad, del amor y de la salvación, como estoy aquí ahora, entre vosotros, para invitaros, hijos míos, apóstoles de mi amor, a ser portadores de la verdad; para invitaros a que, por medio de vuestra voluntad y amor por mi Hijo, difundáis Sus palabras, palabras de salvación. Para que con vuestros actos mostréis, a quienes no han conocido a mi Hijo, Su amor. La fuerza la encontraréis en la Eucaristía, en mi Hijo que os nutre con Su cuerpo y os fortalece con Su sangre.

Hijos míos, juntad vuestras manos y mirad la Cruz en silencio. De esa manera, obtenéis la fe para que la podáis difundir, obtenéis la verdad para que podáis discernir, obtenéis el amor para saber realmente cómo amar. Hijos míos, apóstoles de mi amor, juntad las manos, mirad la Cruz: solo en la Cruz está la salvación. ¡Os agradezco!

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