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Eco de Maria Reina de la Paz 183 (Septiembre-Ottobre 2005)

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Mensaje del 25 de julio de 2005:
“Queridos hijos, también hoy os invito
a llenar vuestra jornada con breves y
ardientes oraciones. Cuando oráis vues-
tro corazón se abre y Dios os ama con un
amor especial y os da gracias particula-
res. Por esto utilizad este tiempo de gracia
y dedicádselo a Dios como nunca hasta
ahora. Haced novenas de ayuno y de
renuncia para que satanás esté lejos de
vosotros y la gracia esté alrededor de
vosotros. Yo estoy cerca de vosotros e
intercedo ante Dios por cada uno de voso-
tros. Gracias por haber respondido a mi
llamada.”
Como nunca hasta ahora
Entre los amasijos de un mundo que se
derrumba, como sombras que, indemnes, se
deslizan a través de escenarios de muerte ya
casi cotidianos, no sabemos hacer otra cosa
que defender las razones de nuestro modus
vivendi
(o manera de vivir), incluso a costa
de sacrificar más vidas humanas, perpetuan-
do la espiral de odio y violencia en una loca
crecida. Sin embargo, mientras los podero-
sos de este mundo llenan nuestras jornadas
de proclamaciones y amenazas de muerte
que nosotros pasivamente acogemos como
palabras de vida, UNA VOZ nos indica el
único camino a la salvación: llenad vuestra
jornada con breves y ardientes oraciones
.
Oraciones, no amenazas. Oraciones, o sea
diálogo con Dios, donde se aprende el amor
para Él y para el prójimo, donde se hallan las
razones de la paz y del respeto recíproco, las
raíces de nuestra humanidad.
Orar es estar con el corazón abierto
delante de Dios, respirar Su Amor. Cuando
oráis vuestro corazón se abre y Dios os
ama con amor especial y os da gracias
especiales
. La oración es el canal ordinario
a través del cual nos llega Su amor y llueven
sobre nosotros Sus gracias. Sin oración no
es posible perdonar y mucho menos amar a
nuestros enemigos, a nuestros adversarios,
las enfermedades, los sufrimientos, las
adversidades y todo lo que nos angustia o
contradice. Y tampoco es posible amar a
nuestros amigos ni a nosotros mismos. En la
oración, cuando es oración auténtica, ora-
ción del corazón, caen las razones de nues-
tras divisiones y la misericordia toma su
lugar. El hermano deja de ser cuestionado
por sus defectos o virtudes, y se le acoge en
la entereza de su imagen divina, y en ella es
amado, como hizo y continúa haciendo
Jesús. Y esto vale también para nosotros
mismos. ¡Yo, pecador, debo dejar de escon-
derme detrás de mis pecados e impedir que
ellos sean excusa para rechazar mi encuen-
tro con Dios! ¡Yo, enfermo, debo dejar de
compadecerme de mí mismo y así dejar de
mirar al crucifijo! ¡Yo, joven, debo dejar de
llamar vida a la disipación y así evitar el
encuentro con el Viviente! ¡Yo, hombre o
mujer, debo dejar de ver en mi éxito o en la
fortuna adversa las razones que me impiden
encontrarme con Él!
Si faltamos al encuentro con Dios,
hemos desperdiciado nuestra vida. El
encuentro puede cambiarte la vida, como a
Zaqueo (Lc 19, 1-10), como a María
Magdalena, pero no siempre es definitivo
(Mt 19,22). También quien ha seguido a
Jesús, quien ha sido su discípulo, puede
echarse atrás, (Gv 6, 66). Sin embargo,
encontrarLo es necesario, es esencial.
Nosotros padres, nosotros educadores, noso-
tros responsables de la transmisión de la fe
debemos promover, sobre todo con el ejem-
plo, el encuentro de la criatura con su
Creador. Utilizad este tiempo de gracia y
dedicadlo a Dios como nunca hasta ahora
.
Dedicar a Él este tiempo de gracia significa
gastarlo para la conversión. Como nunca
hasta ahora
, nos pide María, y en Sus pala-
bras vemos el ansia de la Madre que ve la
brevedad del tiempo y la urgente toma de
conciencia. Vendrán los días en que se lleva-
rán al Novio y entonces ayunarán (Mt 9 ,
15b). Desde el comienzo de Sus apariciones
en Medjugorje, María nos ha invitado a la
oración y al ayuno. Hoy habla de novenas
de ayuno y de renuncias
. Es una invitación
que hay que tomarse en serio y no minimi-
zar; hay que esforzarse como nunca hasta
ahora
; que solteros, familias, grupos y
comunidades se movilicen para acoger esta
invitación. De este modo, satanás, que sien-
te repulsa por cada sacrificio de amor, se
mantendrá lejos de nosotros y la gracia
estará entre nosotros
, o sea con nosotros y
con quien está en nuestro corazón.
Nuccio Quattrocchi
Mensaje del 25 de agosto de 2005:
“Queridos hijos, también hoy os invito
a vivir mis mensajes. Dios os ha dado este
tiempo como tiempo de gracia, por esto,
hijitos, aprovechad cada momento y orad,
orad, orad. Yo os bendigo e intercedo ante
el Altísimo por cada uno de vosotros.
Gracias por haber respondido a mi llama-
da.”
Vivid mis mensajes
Ya en el mensaje del mes pasado María
nos invitó a llenar nuestra jornada con bre-
ves y ardientes oraciones.
Son las oraciones
que salen de un corazón abierto a Dios. Son
chispas que emergen de un fuego de amor,
gotas que emergen de una fuente de agua
viva. No son discursos largos, ni refinados y
agudos razonamientos, sino latidos del alma
que contempla el Amor. Así, la oración es la
melodía que expresa la comunión entre el
Creador y su criatura. Y no es una comunión
reservada a pocos, sino abierta a multitudes
(Mt 26,28). ¿Cómo participar de ella? María
está con nosotros justamente por esto: para
ayudarnos a encontrar el camino, para soste-
nernos, para animarnos, para interceder por
nosotros. Desde que, de joven, expresó su
Fiat a Dios (Lc 1,38), desde que acogió a
Juan como hijo suyo,(Gv 19,26), María es el
canal de la presencia del Espíritu en la criatu-
ra humana. Ahora es fácil para cada hombre
renacer desde lo alto (Gv 3,3). La salvación
esta allí, cerca de nosotros, a nuestro alcance.
Dios os ha concedido este tiempo como
tiempo de gracia, por ello, hijitos, aprove-
chad cada momento y orad, orad, orad.
Este tiempo es el tiempo en el que María nos
visita, nos invita, nos solicita. Es un tiempo
extraordinariamente largo porque prepara
eventos decisivos para la humanidad. En la
espera, tal vez algunos de nosotros se deja-
rán atrapar por el sueño, pero esto no es muy
importante; lo que cuenta es tener el aceite
para la lámpara ya que, a nuestro despertar,
no habrá tiempo para obtenerlo (Mt 25, 1-
13). Éste es un tiempo que no debe ser desa-
provechado, más bien debemos aprovechar
cada momento.
El tiempo apremia: dediquémoslo a Dios
como nunca hasta ahora (ver ultimo mensa-
je). No basta con alargar nuestro rato de ora-
ción, hay que vivir la oración. De nada sirve
aparentar ser justos ante los hombres si por
dentro estamos llenos de hipocresía y de ini-
quidad
(Mt 23,28). Hay que vivir los men-
sajes
de María, o sea trasformarlos en vida.
O mejor todavía, dejar que nuestra vida sea
transformada por ellos. Esto es posible, y es
también relativamente fácil, si nos abando-
namos a Dios, tal como Ella nos ha pedido
tantas veces.
Abandonarse a Dios significa entregarse
Septiembre - ottobre 2005 - Editado: por Eco di Maria, C.P.
27 31030 Bessica (TV)
(Italia) - Tel / fax 0423. 470331
A. 21, N° 9-10; Esd.a.p. art.2,com.20/c, leg.662/96 filiale di MN-Autor.tribun.MN: 8.11.86, ccp 14124226
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a Él. Con conciencia, con alegría, con fe ple-
na. Pero, ¿es tan difícil entregarse al Padre
de cada bondad, al Dios de la misericordia?
Jesús, Hijo de Dios, el Dios mismo, se ha
entregado a los hombres por amor y ¿noso-
tros tememos entregarnos al Dios del Amor?
Vivamos los mensajes de María y descubri-
remos la Palabra de Dios viva en nosotros, y
nada ni nadie nos separará del amor de
Dios, en Cristo Jesús
(Rm 8, 35-39) porque
Cristo estará vivo en nosotros.
Maria nos bendice e intercede ante el
Altísimo por cada uno de nosotros. Esto
significa que la salvación para cada uno de
nosotros es algo cierto y sólo nuestro recha-
zo obstinado puede comprometerla.
Estamos todavía a tiempo, tal vez justos de
tiempo. Decidámonos por Dios como Ella
tantas veces nos ha exhortado. En cada
sacerdote que acoge nuestra confesión, es
Jesús mismo que nos perdona y nos acoge.
En cada Santa Misa es Jesús que nos alcan-
za y nos dona Su Vida, Cuerpo y Sangre.
Aún el más pequeño en el reino de los cielos
es más grande que Juan el Bautista
(Mt
11,11). Luego, el más pequeño, el más insig-
nificante entre los hombres es, si se deja
vivir por Cristo, infinitamente más impor-
tante que todos los poderosos de la tierra,
para lograr la salvación del mundo. Ésta es
la realidad del Reino.
Sé consciente de la realeza a la que eres lla-
mado y la Vida brotará en ti y a tu alrededor.
N.Q.
La unión de Pedro con su rebaño, la
vocación al sacerdocio, la participación de
los divorciados católicos en la Eucaristía
son cuestiones escabrosas y debatidas que el
Santo Padre Benedicto XVI, en un encuen-
tro veraniego con los sacerdotes, ha sabido
afrontar con la debida prudencia y una pro-
funda sabiduría paterna.”En la historia de la
Iglesia y en formas distintas -ha dicho el
Papa- siempre ha habido cuestiones que
realmente nos atormentan: ¿qué podemos
hacer? Quisiera responder que el Papa no es
un oráculo, y es infalible en situaciones muy
raras, como sabemos, por tanto comparto
estas preguntas. Pero todos juntos quere-
mos afrontar los problemas a través del
sufrimiento, porque el sufrimiento es la
vía de la transformación, y sin él nada se
transforma
. Éste es el significado de la
parábola de la semilla que cae en tierra.”
Refiriéndose a la crisis de vocaciones
en Occidente, el Papa ha explicado que en
el mundo occidental “ya no hay evidencia
de la necesidad de Dios, y mucho menos de
Cristo. Por tanto resulta difícil creer, y si es
difícil creer, tanto más difícil es ofrecer la
vida al Señor para ser sus servidores. Éste es
ciertamente un sufrimiento colocado en
nuestra hora histórica, en la que en general
las grandes Iglesias parecen moribundas.
Crecen sin embargo las sectas que se pre-
sentan con la certeza de un mínimo de fe.
Debemos pasar este túnel con paciencia, con
la certeza de que Cristo es la respuesta y que
al final Su luz aparecerá de nuevo.”
Hablando de los católicos divorciados
y casados en segundas nupcias, Benedicto
XVI ha dicho que es particularmente dolo-
rosa la situación de los casados por la
Iglesia, que contrajeron matrimonio por tra-
dición, sin ser verdaderos creyentes y que
sucesivamente, en un nuevo matrimonio no
válido, encuentran la fe y se sienten exclui-
dos del sacramento de la Eucaristía”.
El Papa ha recordado que cuando era
Precepto de la Congregación para la Doctrina
de la Fe invitó a diversas Conferencias epis-
copales a estudiar el tema de un “sacramento
celebrado sin fe” y si “realmente es posible
hallar en él un motivo de invalidación por
carecer de una dimensión fundamental”. “Es
un problema muy difícil – ha dicho – y nece-
sita de un profundo análisis”.
(del Vatican Information Service)
Benedicto XVI
Si es difícil creer,
difícil es ofrecer la vida a Cristo
La muerte de Frère Roger
“Como cordero inmolado”
Precisamente allí, en “su” Taizé.
Justamente a aquella hora, la de la oración
vespertina en la gran iglesia de la
Reconciliación. Él justamente, el anciano
con ojos de niño y el corazón puro de un
cordero. Precisamente en esa
cándida vestidura monacal,
testigo y compañero de infini-
tos instantes de paz, el rojo de
la sangre firmó su “martirio”.
Era el 16 de agosto cuan-
do una joven mujer rumana
en un momento de locura acu-
chilló a Frère Roger, el hom-
bre del diálogo amado por
todos.
Sorpresa, dolor, susto
invadieron la iglesia llena de 2500 personas
recogidas en oración, tal como se hace habi-
tualmente en Taizé, un pequeño pueblo de la
Borgoña adonde acuden jóvenes de todas
partes de la tierra para encontrar a Dios y a
los hermanos. Es allí que en 1940 Roger –
un joven suizo de fe protestante fundó “una
pequeña comunidad, frágil, apegada a una
loca esperanza: la reconciliación de los
cristianos y de todos los hombres”.
Con el
tiempo creció y ahora cuenta con un cente-
nar de hermanos, procedentes de 25 nacio-
nes distintas y de varias confesiones cris-
tianas, dispuestos a realizar
una
“Parábola de comunión” a través de una
vida sencilla y pobre, que no acepta ni
siquiera donativos con tal de vivir la esen-
cialidad del Evangelio. “Desde el comienzo
de la primavera hasta el final del otoño, cada
semana, jóvenes de varios continentes lle-
gan a la colina de Taizé y, acudiendo a las
fuentes de la confianza en Dios, emprenden
una peregrinación interior que les anima a
construir relaciones de confianza entre las
personas. Encontrando de hecho en la escu-
cha mutua a los jóvenes del mundo entero,
se descubre que pueden surgir caminos de
unidad, en el respeto de la diversidad de cul-
turas y de tradiciones cristianas” – escriben
los monjes.
Una gran intuición que acompaña el
actual compromiso ecuménico de la Iglesia;
de hecho seguramente lo precede, porque
carece de cualquier forma de supe-
rioridad y de poder. Una realidad que
no ata a nadie a sí y no promueve
ningún “movimiento” sino que invi-
ta a vivir en lo cotidiano lo que se ha
descubierto en el silencio de la con-
templación y en el encuentro con los
demás, también ellos empeñados en
la misma búsqueda de lo esencial.
Eran los jóvenes los que solían
reunirse alrededor de Frère Roger. Y
precisamente en la vigilia de la
JMJ él moría, como una semilla de trigo,
para que en ellos pudiese nacer un fruto. Así
comentó Benedicto XVI “Esta tristísimo
noticia que me conmueve especialmente
porque precisamente ayer recibí una carta
suya muy conmovedora y amorosa, en la
que decía que estaba con todo su corazón
con el Papa y con todos los que iban a
Colonia” con motivo de la Jornada Mundial
de la Juventud, una cita a la que el anciano
no había podido participar a causa de sus
condiciones de salud, pero en la que estaba
“presente espiritualmente”. En esta misma
carta Frère Roger había expresado su volun-
tad de ir a Roma, añadiendo también que
toda la comunidad de Taizé quiere caminar
unida con el nuevo Papa.
El dedo de Dios ha querido escribir así
su última frase de amor para este hijo suyo
que durante tantos años lo había servido con
una sonrisa dulcísima y determinación
extrema. Él, que en la penumbra cargada de
silencio pronunciaba breves oraciones en las
distintas lenguas, como flechas minúsculas
destinadas a inflamar los corazones. Él, que
con la polifonía de los cantos hacía de
Cristo el único punto de convergencia de la
mirada de cada uno. A él Dios le ha escrito
usando precisamente su sangre en el hábito
blanco, pero esas palabras estaban destina-
das a todos nosotros, tal como ha escrito
Diego Garlaschelli: “El misterio del amor
libre e indefenso que se deja herir, como
Jesús en la cruz, nos conmueve de nuevo.
Así, lo que le ha sucedido a Frère Roger
hace pensar de nuevo en este misterio, sobre
la elección libre de Dios-amor que escoge la
frágil carne humana, frágil hasta la muerte,
como lugar privilegiado de su manifesta-
ción. Dios-amor que se encarna en un Dios-
hombre frágil que no se sustrae a la muerte.
Frère Roger está ahora unido a Cristo
también por haber compartido esta misma
suerte de amor libre herido de muerte.
Profeta de paz y no-violencia violentamente
herido. Estamos unidos a ti, frère Roger,
porque tú estás unido a Cristo. Sólo en la
comunión con Él tú y yo podemos encontrar
la paz y reconciliarnos con el misterio del
amor libre herido”.
Stefania Consoli
AÑO DE LA EUCARISTÍA
El mundo necesita
almas reparadoras
A nuestros enfermos les recomenda-
mos vivamente que asistan a la Santa
Misa con atención y fervor y participen
con frecuencia de la Santa Comunión…
El mundo necesita almas reparadoras y
ninguna adoración puede ser más bella
y más preciosa que la que ofrecen los
que sufren, cuando abrazan con amor y
con alegría su pesada cruz.
(L’Osservatore Romano –
2 de septiembre de 2005)
2
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Los jóvenes
huéspedes del Papa
Los ha tratado con amor e intrepidez
a estos jóvenes invitados por “otro”
Papa justamente en su tierra natal; una
tierra – la de Alemania - que hoy visita
por primera vez como Benedicto XVI.
Se ha dirigido a ellos con la sonrisa
y con los brazos abiertos, como si qui-
siese abrazarlos a todos juntos: los
jóvenes llegados de 190 países distin-
tos
para vivir con él los días de la JMJ,
la Jornada mundial dedicada a ellos y
que sabe hacer resonar un eco de ale-
gría en cada rincón del planeta.
La comparación con Woytila era
inevitable, pero el Papa Ratzinger ha
sabido eliminar cualquier dificultad con una
humildad cada vez más desarmante que con-
quista los corazones y con una sabiduría pro-
fundísima de la que él no hace ostentación,
sino que dispensa de forma equilibrada y
paternal para dar razón a la Verdad y disipar
las nubes de mentira que se adentran en el
mundo. “Hoy me toca a mí heredar esta
extraordinaria herencia espiritual que el
Papa Juan Pablo II nos ha dejado. Él os ha
amado, vosotros lo habéis comprendido y le
habéis correspondido con el impulso de
vuestra edad. Ahora todos juntos tenemos la
misión de poner en práctica sus enseñanzas.
Dirijo un saludo especial a todos los que han
venido de “Oriente”, como los Magos.
Saludo con afecto también a todos los que
entre vosotros no están bautizados, a todos
los que aún no conocen a Cristo o no se reco-
nocen en la Iglesia. ¡Precisamente a vosotros
es a quien el Papa Juan Pablo II ha dirigido
una invitación especial a este encuentro!”
LOS JÓVENES COMO JESÚS
Realmente, Benedicto XVI no ha cam-
biado de rumbo: su mirada está dirigida a
todos, como su predecesor, para “recapitu-
lar” a toda la humanidad en aquel Cristo que
Él representa de modo visible y al que no
pierde ocasión de centrar nuestra atención, a
menudo distraída por los efímeros destellos
mundanos: “Queridos jóvenes, la felicidad
que buscáis, la felicidad que tenéis derecho
de gustar tiene un nombre, un rostro: el de
Jesús de Nazareth, escondido en la
Eucaristía. ¡Sólo Él da plenitud de vida a la
humanidad! Con María, decid vuestro “sí” a
ese Dios que pretende entregarse a vosotros.
Os repito hoy lo que dije al comienzo de mi
pontificado: “Quien hace entrar a Cristo ( en
su vida ) no pierde nada, nada – absoluta-
mente nada de lo que hace la vida libre,
bella y grande…”.
Pero lo que el Santo Padre pide a los
jóvenes no es una adhesión momentánea
fruto del entusiasmo del evento, sino una
decisión fuerte y valiente que sabe pasar
indemne por cualquier situación de la vida:
“En estos días os invito a comprometeros
sin reservas a servir a Cristo, cueste lo que
cueste. El encuentro con Jesucristo os per-
mitirá gustar interiormente el gozo de su
presencia viva y vivificante para luego tes-
timoniarla en torno a vosotros”.
LOS JÓVENES COMO LOS SANTOS
No debemos remontarnos mucho en el
tiempo para encontrar ejemplos luminosos
que nos muestren el camino, nos recuerda el
Santo Padre: “Los beatos y los santos han
sido personas que no han buscado obstina-
damente su felicidad, sino que han querido
entregarse sencillamen-
te, porque han sido cau-
tivados por la luz de
Cristo. Ellos nos indi-
can así el camino para
ser felices, nos mues-
tran cómo se logra ser
personas verdadera-
mente humanas”.
Palabras de un padre,
palabras de un maestro
que desea para las nue-
vas generaciones un
camino limpio y vence-
dor realmente en nombre de la auténtica
libertad: “Los santos son verdaderos refor-
madores. Sólo de los santos, sólo de Dios
procede la auténtica revolución, el cambio
decisivo del mundo” Y luego añade con
fuerza: “La absolutización de lo que no es
absoluto sino relativo se llama totalitarismo.
No libera al hombre, sino que le quita su
dignidad y lo esclaviza. La revolución ver-
dadera consiste únicamente en volver la
mirada sin reservas a Dios que es la medida
de lo que es justo y al mismo tiempo es el
amor eterno. ¿Y qué otra cosa podría salvar-
nos si no es el amor?”
LOS JÓVENES COMO LOS MAGOS
Días intensos, tal vez cansados, llenos de
eventos en más de 20 centros alrededor de
Colonia, la ciudad que acogía la JMJ. Pero
ha valido la pena, porque los jóvenes han
escuchado palabras que les pondrán en guar-
dia de las ilusiones de los falsos poderes que
desean gobernar la tierra. Como los Magos,
que: “Al entrar en la casa, vieron al niño y a
María su madre, y postrados lo adoraron”.
“Queridos amigos, concluyó el Papa, ésta
no es una historia lejana. Ésta es presencia.
Aquí en la Ostia sagrada Él está delante de
nosotros y en medio de nosotros. Como
entonces, se vela misteriosamente en un san-
to silencio y, como entonces, de este modo se
desvela el verdadero rostro de Dios. Él por
nosotros se hizo grano de trigo que cae en tie-
rra y muere y da fruto hasta el fin del mundo
(cfr Jn 12, 24). Nos invita a esa peregrinación
interior que se llama adoración. Pongámonos
ahora en camino para esta peregrinación y
pidámosle a Él que nos guíe.”
LOS JÓVENES COMO PAN VIVO
En el Año dedicado a la Eucaristía era
necesario explicar adecuadamente el sentido
profundo de este don que el Señor nos ha
dejado. Lo hizo el Papa en la homilía del
domingo: “Se nos da el Cuerpo y la Sangre
de Cristo para que también nosotros nos
transformemos. Nosotros mismos debemos
convertirnos en Cuerpo de Cristo, consan-
guíneos suyos.
La adoración así se convierte en unión.
Dios ya no está sólo ante nosotros, como el
Totalmente Otro. Está dentro de nosotros, y
nosotros estamos en Él. Su dinámica nos
penetra y desde nosotros quiere propagarse
a los demás y extenderse a todo el mundo,
para que su amor se convierta realmente en
la medida dominante del mundo...” Red.
¡Esas palabras sobre la
Iglesia me acompañarán!
Agustín, un joven italiano, en su equipa-
je ha traído de Colonia algunas palabras que
seguramente constituirán un programa
importante a seguir, al igual que para
muchos jóvenes que durante dos días han
llenad la colina de María.
“La colina de Marienfeld, esto es,
‘Campo de María’ en honor de la Virgen ha
constituido una estructura capaz de hospedar
a más de 800 000 personas. El Pontífice
habló de la Iglesia, que puede ser, dice,
“incluso criticada”; la definió como una red
que contiene peces buenos y peces malos, es
un campo con trigo y cizaña; recordó cómo
Juan Pablo II pidió perdón por las cosas
negativas ocurridas en el curso de la historia
por culpa de la actuación y de las palabras
de los hombres de Iglesia. Sin embargo,
Benedicto XVI añadió que es consolador el
hecho que en la Iglesia esté presente la ciza-
ña, pues de este modo, con nuestros defec-
tos, podemos esperar estar aún en el segui-
miento de Jesús, que ha venido precisamen-
te a llamar a los pecadores.
La Iglesia – dijo también – es una fami-
lia humana pero al mismo tiempo es la gran
familia de Dios, por medio de la cual Él crea
un ámbito de comunión y de unidad que
abraza a todo el mundo. Debemos estar con-
tentos de pertenecer a esta familia, contentos
de tener hermanos y amigos en todo el mun-
do; en ocasiones como las de Colonia se
experimenta lo bello que es pertenecer a esta
familia grande como el mundo, que abarca
el cielo y la tierra y que comprende el pasa-
do, el presente y el futuro.
Pero la columna vertebral de las palabras
que el Papa dirigió a los jóvenes la constitu-
yó la necesidad de seguir el camino indicado
por los Reyes Magos, que siguieron al Dios
verdadero, real, que encontraron en Belén
adonde llegaron para adorar a un Rey que se
les manifestó como un niño nacido en un
pobre pesebre; los Magos vinieron de Oriente
para encontrarse con un Rey que pudiese
poner de nuevo orden en el mundo y por lo
tanto esperaban encontrar una persona que
tuviese “poder”, pero descubrieron que el
poder de Dios no es el de los hombres, es dis-
tinto, Dios ejerce el poder a través del amor.
Así pues, Dios es distinto de cómo a
menudo lo imaginamos, Dios en este mun-
do no entra en competencia con el poder
terreno, no contrapone sus divisiones a las
otras divisiones, “Él opone al poder ruidoso
y prepotente de este mundo, el poder del
amor, que sucumbe en la Cruz,
y de este
modo constituye la cosa nueva, divina, que
se opone a la injusticia e instaura el Reino de
Dios”. Y es precisamente aquí, cuando los
Magos comprenden esto, donde comienza su
camino interior, cuando comprenden que
deben cambiar la idea que tenían de Dios, del
hombre y del poder y que para hacer esto
deben transformarse también ellos mismos;
el modo de actuar de Dios es distinto de
cómo lo imaginamos y de cómo, a veces,
querríamos imponérselo también a Él.
Convertirnos en otros, en esta dinámica, sig-
nifica aprender el estilo de Dios para llegar
a ser de Dios,
que es el Dios del amor, de la
verdad, del derecho, de la misericordia, del
perdón. Lo que hay que intentar es ser instru-
mentos de la presencia de Dios en el mundo,
y para hacer esto es necesario saber “perder-
J M J 2 0 0 5
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Eco 183
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El Festival en cifras
“Hemos venido para adorarlo” (Mt 2,2)
ha sido el titulo de este 16º Encuentro
Internacional
de Oración de los Jóvenes –
Mladifest – que tuvo lugar en Medjugorje
del 1 al 6 de Agosto.
El encuentro, con el
mismo tema de la JMJ, ha sido una especie
de preparación al posterior encuentro con el
Papa en Colonia.
El Mladifest comenzó con el saludo de
bienvenida en 20 idiomas el lunes 1 de
Agosto, antes de la misa de la tarde, celebra-
da por el Párroco de Medjugorje , Fray
Branko Rados, (recientemente transferido a
Suiza y que será sustituido por Fray Ivan
Sesar, ex–párroco de Medjugorje). Este año
se han reunido cerca de 30.000 jóvenes de
52 países del mundo. El encuentro ha sido
traducido simultáneamente en 15 idiomas.
El programa cotidiano empezaba a las 9
con la oración de la mañana, seguida de con-
ferencias, testimonios, presentaciones de
comunidades de oración y movimientos
internos de la Iglesia. Han participado 500
sacerdotes que se pusieron a disposición
para las Confesiones durante todo el día. Un
coro y una orquesta de 90 miembros con
músicos y cantantes de 20 países del mundo
han acompañado el programa del encuentro
con música y cánticos. El Rosario y la ora-
ción de los fieles han sido recitados en 24
idiomas y se impartieron cerca de 90.000
Santas Comuniones.
El Ministro General de la Orden de
los Frailes Menores fray José Rodríguez
Carballo, en esos días de visita oficial a los
franciscanos de servicio en Medjugorje, se
dirigió a los jóvenes el viernes 5 de Agosto
con una reflexión sobre el sentido de la vida
con Jesucristo en la Iglesia.
El miércoles por la tarde, a pesar de la
lluvia, tuvo lugar la procesión con la cruz en
la Parroquia durante la cual los jóvenes lle-
vaban velas encendidas , banderas y carteles
con los nombres de sus países. Una proce-
sión de casi tres kilómetros que terminó con
media hora de Adoración sobre el altar exte-
rior. El jueves por la tarde , la comunidad
“Cenáculo” presentó la obra esceno-musical
“el Pan de la Vida”, mientras que el viernes,
ultima tarde del Mladifest, después de la
Misa y la Adoración, se impartió la indul-
gencia con música y cánticos. Luego los
jóvenes, rezando el Rosario, subieron al
Krizevac permaneciendo hasta el amanecer,
y celebraron a las 5 de la mañana la Misa de
la Fiesta de la Trasfiguración de Jesús, pre-
sidida por el Padre Ljubo Kurtovic.
(del Press Bulletin)
se a sí mismos” porque, paradójicamente, es
precisamente perdiéndose a sí mismo como
uno puede encontrarse realmente”.
El Sumo Pontífice también exhortó a no
construirse un Dios personal hecho a medi-
da; por el contrario, hay que seguir y adorar
al Dios que nos ofrecen las Sagradas
Escrituras, esas Escrituras que la tradición
de la Iglesia ha intentado transmitir siempre
de generación en generación, incluso con
todos los errores que los propios represen-
tantes de la Iglesia pueden haber cometido a
lo largo de la historia”.
Agostino Sollecchia
N
OTICIAS DE LA
T
IERRA
B
ENDITA
Hemos venido de todos los lugares de la
tierra, hemos llegado atravesando numero-
sos países, hemos venido aquí renunciando
a las comodidades del mundo... ¡hemos
venido para adorarlo!
Después de 2000 años desde que los
misteriosos Magos de Oriente vieran al
Niño con María su Madre, el corazón de
cada hombre está todavía en búsqueda de la
estrella de la verdad y de la justicia, pero
sobre todo hoy el corazón de los jóvenes tie-
ne sed de la vida verdadera.
Hemos venido aquí al Festival de los
jóvenes disfrazados con máscaras, esas
máscaras que nos presentan sin defectos, sin
manchas, perfectos en toda ocasión. Nuestro
camino exterior había terminado, habíamos
llegado a la meta, en cambio ahora debía
comenzar el peregrinaje interior y así, ante
la Eucaristía, hemos dejado caer todo aque-
llo que nos impedía ser libres y volar. La
libertad de ser nosotros mismos, la alegría
de descubrir que Dios nos ama tal como
somos, la belleza de sentirnos perdonados,
amados y acogidos entre sus brazos... han
sido las incomparables alegrías que Dios
nos ha dado en estos días y de las que toda-
vía sentimos sus efectos.
En la explanada de Medjugorje reso-
naban las palabras de Jesús: “¡Yo estoy con
vosotros todos los días!” y este grito llegaba
a todas partes, a cada rincón del corazón y
de la mente como si quisiera venir al
encuentro de nuestra miseria que tiende a no
esperar nada en los momentos más difíciles
de las pruebas. ¡Los jóvenes no deben
temer! ¡Jesús no es un fantasma, está vivo!
Sabemos que los discípulos creían conocer-
le especialmente cuando realizaba milagros,
pero no fueron capaces de reconocerle
durante la tempestad. En ese momento todo
les era adverso: el viento, la lluvia, el mar,
creían que Jesús estaba lejos de ellos, que tal
vez estaba enfadado, que se olvidó de ellos,
ninguno de los que iban en la barca podía
animar al resto. Jesús sufría al verlos de este
modo, y llegó justo en el momento en el que
su fe llegaba al límite. Muchos de nosotros
habremos vivido algo parecido, muchos de
nosotros hemos estado en esa barca y hemos
intentado salvarnos con nuestras propias
fuerzas, olvidándonos de Dios, pero al final
aquí en Medjugorje hemos oído su propia
voz que nos invitaba a no tener miedo, ni de
la vida ni de Él. Durante un testimonio Iván
nos dijo: “¡Sed vosotros la fuerza de
Medjugorje! Vosotros que habéis aprendido
a rezar, debéis rezar en casa, debéis ser
ejemplo, si no, no habrá diferencia entre un
cristiano y un ateo!”
Cada día del Festival ha servido para
alimentar nuestra fe y hasta la cosa más
pequeña, como un simple aplauso, se volvió
instrumento en las manos de Dios para
hacernos proclamar: “¡Tú eres el resucitado,
tú eres el Cristo!” Todo estaba allí para
nosotros, como si se tratase de un fruto listo
para ser comido y así poder crecer en la fe,
en el amor y en la esperanza. María, con
toda la Iglesia, ha dejado que decenas de
miles de jóvenes se arrodillaran ante su Hijo
para que pudieran verlo con sus propios ojos
y gozar de su presencia.
Estos mismos jóvenes procedentes de
todos los lugares del mundo, que han trans-
currido estos días en adoración, oraciones y
cánticos, se han reunido el último día del
Festival a los pies de la cruz blanca del
Krizevac en torno al sacrificio eucarístico,
como si toda la humanidad se identificara en
el apóstol Juan y se reuniera para una única
finalidad, la de llevar la salvación hasta los
limites del mundo. De la noche de la subida
al Krizevac, por senderos tortuosos del
monte, entre resbalones, caídas, arbustos
espinosos y con la escasa luz de las peque-
ñas antorchas, pasamos al amanecer del
nuevo día recibiendo la Eucaristía. En esta
atmósfera, dos chicos abrazaban un icono
que representaba el abrazo de San Pedro
(Iglesia de Occidente) y San Andrés (Iglesia
de Oriente) como si ambas hubieran recorri-
do en la oscuridad de la noche el mismo cal-
vario, y se hubieran reconocido y abrazado
como hermanos sólo bajo la cruz a la luz de
Cristo resucitado. María, te agradecemos
por habernos llamado a este lugar de gracia
y de misericordia , ayúdanos a perseverar en
la fe y ante las pruebas de la vida, enséña-
nos a gritar como San Francisco: “Tu eres
mi Señor, mi Dios, mi todo”.
Alessandro Macinai
Jóvenes, volad hacia Cristo
Sus testimonios...
Medjugorje, 5 de Agosto de 2005
¡He aprendido!
Cuando fui invitada a participar al XVI
Mladifest no sabía nada sobre Medjugorje.
Conocía tan solo la historia de los videntes, de
las apariciones, de los mensajes del día 25 de
cada mes... Imaginaba una peregrinación lar-
ga y cansada, llena de interminables fórmulas
repetidas y carente de devoción auténtica.
¡Nunca sentí tanta felicidad por
haberme equivocado! Ahora que estoy
aquí me doy cuenta en cada instante de la
serenidad y la paz que desde hace mucho
voy buscando. He abandonado las ansias y
el temor al mañana para vivir, - o por lo
menos intentarlo - , plenamente el don que
Dios Padre me ha dado: la fe.
He aprendido a arrodillarme, a bajar la
cabeza; he redescubierto la alegría del per-
dón de Dios y la enorme fuerza que viene de
la oración. Y la presencia palpable de Dios y
de la “Gospa”es fuente de energía para mí y,
creo, para todos los jóvenes reunidos aquí.
He aprendido a alabar al Señor, no con
palabras vacías, sino con cantos de alegría.
Es el inicio de un camino, hecho de peque-
ñas etapas. Abandono las expectativas, las
ambiciones, las pretensiones de mi vida,
porque sé que el Padre tiene reservada para
mí una vida mucho más bella de cuanto pue-
da yo pretender. Es verdad...es María misma
que llama desde Medjugorje; nos llama para
presentarnos a su Hijo: ¡buen camino!
Elisa
Quisiera decir mi “sí”
El viaje para esta semana especial ha lle-
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gado en un momento de cam-
bio en mi vida; ha sido pues
una ocasión de distanciamien-
to de una realidad que me
quedaba estrecha, que no era
más para mí: no tenía ya fuer-
zas para vivir mi cotidianei-
dad . Así que vine a pedir ayu-
da para poder decir mi sí - este
“sí” tan difícil de vivir - dese-
osa de poder iniciar un camino de fe viva,
que me haga abrir el corazón al amor de
Dios y a su proyecto sobre mí.
No me esperaba en absoluto encontrar
que aquí en Medjugorje todo girara en tor-
no a esto; hasta el aire, el sol , la lluvia que
me han acariciado en estos días me habla-
ban del amor profundo de esta Vida que
tanto me ama.
“Pide y se te dará” dice el Evangelio.
Esto es lo que pido a María: que pueda
transmitir la alegría y el cambio que es posi-
ble para todos, además de no hacerme olvi-
dar con el tiempo todo lo que he vivido.
Anna
No debo temer a la tempestad
Medjugorje me ha calentado el corazón
con el sol, secado las lágrimas con el viento,
lavado el alma del pecado con la lluvia.
Cerca de María lo que creías grande para ti,
se vuelve pequeño, y lo que era pequeño es
ahora lo que solo cuenta.
El viento de mi inquietud no se ha calma-
do todavía, pero ahora sé que desde la barca
del Señor no debo temer ninguna tempestad.
Stefano
¡ Aquí Dios ha resucitado!
Se llega por casualidad aquí a
Medjugorje. No era un proyecto, no era la
culminación de un camino iniciado ya hace
tiempo, sino sólo el deseo de contentar a una
querida amiga. Y aquí he encontrado un cli-
ma extraño con todo ese silencio que te hace
perder la memoria, de nosotros en Milán. Y
he pensado que no podía irme sin antes
hablar con Él, a pesar de mis dudas y las mil
cosas que no compartía en los discursos de
la gente.
Ha sido una fiesta , una gran fiesta , y la
gente se ha querido de verdad. Buscaba un
sentimiento verdadero y sincero y lo he vivi-
do. No había nunca asistido a una misa
así...Veía caminar a la gente, escalar montes,
y todas esas caras distintas me parecieron
tan similares, y tan serenas. Aquí Dios ha
resucitado. No está muerto como solemos
decir, en esos discursos cargados de egoís-
mo y de intolerancia, en los comportamien-
tos exasperados, en el nerviosismo y en la
insatisfacción.
Yo creo en el amor, que es la base de todo.
Espero que esta paz no cambie nunca, aquí en
Medjugorje... y espero que se exporte.
Francesca
¡No tengas miedo!
Ve a Medjugorje, que estás inquieto; no
estás bien, estás triste y quisieras renunciar
al viaje. Pero, mira por donde, cuando el
autobús se acerca a este pueblo bendito tu
corazón se sobresalta y la paz comienza a
invadirte. Pero la esencia de este lugar se
entiende en los días sucesivos... Cuanto más
hablas con la Virgen, más habla Ella conti-
go. Todo lo que te agobiaba
antes del viaje poco a poco
desaparece, encuentra solución,
y se trasforma en alegría.
Ahora, a sabiendas de que los
miedos te los creas tú mismo y
que basta con tener fe y dejarte
llevar por la mano de la Virgen
y de su Hijo Jesús, tu vida tiene
otra luz, una luz de verdadera
serenidad. “Alguien” te ha hablado perso-
nalmente y te ha dicho: “Yo te amo y estoy
siempre contigo, no tengas miedo”.
Esto es lo que me ha sucedido en este
Festival. Es bonito cambiar de vida, cambiar
de corazón y sentirse amados. Y es bonito
que este cambio suceda entre jóvenes de tu
misma edad, ¡esos jóvenes que pensabas
que ya no existían! Esto es lo que me ha
dado el Festival: un amor infinito. Dios
existe, y tú, sabedor de ello, nunca entendis-
te de qué gran Amor se trataba.
Lidia
Yo quería ver
Al principio, quizás por el cansancio, me
quedé un poco decepcionada del ambiente
que encontré; tal vez porque me esperaba
“cosas sensacionales”, signos prodigiosos.
¡Ahora me doy cuenta de que hubo mucho
de sensacional! La Virgen en su amoroso y
dulce silencio ha llenado, o mejor, ha hecho
que mi corazón rebose de amor. Yo quería
ver, quería tocar; pero el amor y la alegría
no se tocan : ¡se sienten!
Cada día que pasaba sentía más fuerte el
deseo de adorar a Jesús en el Pan consagra-
do. Aún más. También en la sonrisa del pró-
jimo; en el cielo estrellado, en los cánticos
alegres de los jóvenes que aquí reunidos
adoraban a Dios. Este es el verdadero mila-
gro, la verdadera aparición. Si la Virgen no
estuviera aquí verdadera y presente, ¿como
sería posible todo esto? ¿Cómo se podría
sentir en el aire todo este amor?
La maravilla de Medjugorje es que, si
bien pueda haber miles de personas de
nacionalidades distintas, se puede sentir pal-
pitar un único y solo corazón, que parece
acelerar su latido cada día que pasa, hasta
explotar de alegría.
Loredana
Lo que cuenta es la fe
Siempre he vivido en un mundo en el
que, sin quererlo, te encuentras consideran-
do las apariencias, las maneras de hacer...
Aquí he aprendido que lo que cuenta más es
la fe, porque de ella obtienes la fuerza , la
linfa vital para ir adelante, y todo lo que te
cuesta sacrificio te da felicidad. He aprendi-
do que hay que abrir el corazón al mundo
que nos rodea trasmitiendo al máximo posi-
ble nuestros sentimientos y nuestras emo-
ciones, sin volvernos personas frías y ence-
rradas en la rutina de una vida a menudo sin
sentido: ¡si dejamos que todo gire entorno al
trabajo y a las cosas superficiales se crea un
gran desierto dentro de nosotros!
En estos días he oído muchos bellos dis-
cursos sobre el amor, la amistad, sobre el
evitar vivir persiguiendo a “ídolos” que nos
alejan de la fe. Discursos sobre la sinceri-
dad, la bondad; y llevaré todo esto dentro de
mí, intentando ponerlo en practica día a día
lo mejor que pueda, siguiendo un camino
que espero no perder nunca.
Natalia
¿Qué estilo damos a la
peregrinación?
Don Enzo Berlingieri
La Virgen a menudo nos pide humildad
para pararnos y preguntarnos: ¿Adónde
estoy yendo? ¿Cómo estoy yendo? ¿Con
quién voy? Se necesita humildad para poner
la marcha atrás y retomar el camino correc-
to. Se requiere humildad para otorgar a Dios
cada mérito o victoria, reconociendo nues-
tras limitaciones, la debilidad humana, la
necesidad de renovarse continuamente.
Son reflexiones que he madurado desde
hace ya tiempo, sobretodo desde que la
Virgen nos exhortó a prepararnos para el 24º
aniversario de sus apariciones. Son reflexio-
nes que quisiera compartir con todos aquellos
que, sacerdotes, religiosos y laicos, hayan
sido llamados por la Virgen en la aventura
especial que se llama Medjugorje.
Desde hace ya tiempo la Gospa nos invi-
ta a “renovarnos”; Ella que ve, escucha, y
observa, trata de ayudarnos a responder de la
mejor manera a su llamada. Existe el riesgo,
también en lo sagrado, de habituarse,
de
adaptarse, de no experimentar la ilusión de
la novedad como en los primeros días; o de
reducir todo a nuestro ritmo, a nuestras cos-
tumbres, a nuestras debilidades, a la mera
devoción o a una religiosidad pueril... Una
vez pregunté al entonces nuevo y joven
párroco de Mostar si había ido alguna vez a
Medjugorje. Me respondió, distante: “¡Una
cosa es ir , otra cosa es creer!”.
A los guías de peregrinos quisiera
sugerirles que abandonen por un momento
los programas, horarios, fechas de próximas
peregrinaciones, que se sienten en un lugar
solitario y contemplando hagan un acto de
fe. Según el estilo eucarístico lo primero es
pedir perdón al Señor por nuestras faltas,
por las trabas puestas, aun con buena fe, al
trabajo de la Virgen. “Ayudadme a ayuda-
ros”, dice María. ¿Hemos ayudado siempre
a la Virgen? ¿Tal vez hemos antepuesto, por
conveniencia, nuestro éxito personal, nues-
tro egocentrismo, nuestras cuentas espiritua-
les o materiales?
Que Medjugorje no se vuelva un lugar
de peregrinación donde prevalezca el
aspecto turístico-comercial
. Medjugorje no
es en sí un viaje, sino una parada, un oasis. El
verdadero viaje la Virgen pide que lo haga-
mos ante la Eucaristía y en las familias.
¿Cómo distinguirse de de un simple ope-
rador turístico-religioso o de un manager de
lo Sagrado? ¿Qué cuidados se dedican a los
peregrinos tocados sinceramente por la gracia
a través de María, entre una peregrinación y
otra? ¿Cuál es la función del sacerdote?
Durante estos 24 años los operadores de pere-
grinaciones, guías con mayor o menor expe-
riencia, sacerdotes acompañantes, ¿se han
reunido para rezar juntos? ¿Se aceptan como
colaboradores de María, o bien son “rivales
del negocio”? ¿Adónde vamos, cómo esta-
mos yendo, para quién estamos yendo?
Personalmente de corazón doy las gra-
cias y bendigo a todos aquellos que como
pioneros y al día de hoy dedican sus esfuer-
zos a acercar el mayor número de almas a
esa fuente de gracia que es Medjugorje. El
Señor los recompense por todas sus fatigas y
por su perseverancia. A todos ellos les envío
una gran exhortación para que con humildad
se comience desde el principio, obviando el
cansancio, las costumbres y la rutina, con el
arma del Rosario, del perdón y de la renova-
ción en Dios.*
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Entregada a María
Quisiera compartir la experiencia de
“sustento” y de alegría que recibo de la lec-
tura del Eco, que me conduce cada vez, con
el corazón, en peregrinación a
Medjugorje...
Maria no es alguien lejano en absoluto,
no es la estatuilla de nuestra mesita de
noche, sino que con sus palabras se vuelve
actual, presencia viva en mi jornada. Y así,
aferrándonos a Ella, a sus mensajes, hace
que el camino hacia el Esposo sea una aven-
tura bellísima; como una danza, convirtien-
do los gemidos de cualquier sufrimiento-
hasta el más pequeño e insignificante- en los
ritmos de la fiesta. Las dificultades – mirán-
dolas a la luz de sus palabras- ya no las veo
en el corazón como habitaciones oscuras,
sino que se convierten en el vestíbulo obli-
gado por el que se pasa para dejar las male-
tas: y, de hecho, ¡no se baila bien con el
guardarropa en la mano!
Con sus mensajes María, me quiere más
vigilante ante el paso de Dios por mi vida,
misterio de escucha y de oferta del propio
seno a la Palabra; misterio de acogida total y
sin reservas de sus dones de amor, de cada
uno de sus dones. Es cierto que hay que
ponerlo todo en manos de Dios, porque Él te
sabe comprender y te toma como eres, y es
bellísimo poder hacerlo a través de las
manos de María.
María habla de “conversión cotidiana”,
que implica poner en mis manos extendidas
hacia Ella, también todos los “fantasmas” del
pasado: viejas relaciones y traumas, comple-
jos, heridas y obsesiones que nuestra historia
personal nos ha dejado hipotecando nuestro
presente. Y tal vez, darle este fango, supon-
drá ya “ejercitarse” un poco en la hospitali-
dad porque será cederle con alegría y cansan-
cio parte del suelo mas inviolable, intimo y
oscuro de la propia vida interior, dando esta-
ble alojamiento al Señor en las habitaciones
más secretas del alma para que sea sanada,
sin sentir ninguna violación de domicilio.
Maria, que desde hace años nos sigue
hablando, se muestra a nosotros y nos espera,
ayudándonos de este modo a cultivar la
paciencia. Ella, que ha sido Virgen de la espe-
ra al inicio y Madre en espera al final: la espe-
ra de Él, durante nueve interminables meses;
la espera del día en que su Hijo abandonaría
su casa para no volver más; la espera de la
“hora”, la única por la cual no ha sabido fre-
nar la impaciencia y de la cual antes del tiem-
po, en Caná, ha hecho derramar la carga de
gracias sobre la mesa de los hombres. La
espera del último suspiro de Él, clavado en la
cruz.; la espera del tercer día, en solitaria vigi-
lia, delante de la roca. Esperar: es amar infini-
tamente, voz del verbo morir… Significa des-
centrarse, apartar nuestros pensamientos para
hacer hueco a los de Dios, ofrecerse con agra-
do a la germinación del Verbo, no sólo el espí-
ritu, sino a veces también el físico, sin consi-
derarse expropiados de nada.
María nos dice que nos sigue y nos sos-
tiene, introduciéndonos en el misterio del
enamoramiento entre Creador y criatura,
amor humano que se vuelve divino y amor
divino que se hace humano. Para nosotros, a
veces, esta composición nos parece una difí-
cil empresa, de éxito tal vez escaso, con
innumerables caídas, como el agua de una
cisterna: limpísima, sí, pero con muchos
detritos en el fondo que sin duda la entur-
bian. Con Ella, sin embargo, esta fusión
humano-divina se vuelve natural.
Padre Jozo:
¡Vivamos los
mensajes con
humildad!
Vivir los mensa-
jes de la Reina de la
Paz con humildad
es una condición
fundamental para
obtener frutos. Los
mensajes son como
la semilla: la semi-
lla necesita ser sem-
brada. Pero para ser
sembrada, se nece-
sita antes preparar la tierra, nutrirla y culti-
varla. La semilla que no sembremos no se
desarrollará, ni crecerá, ni dará fruto.
Los mensajes de la Reina de la Paz no
son una nueva teoría sobre la Iglesia,
sobre la fe en Dios; son una llamada a la que
hay que responder. Los mensajes tienen su
finalidad y significado sólo en la vida de un
creyente y de un peregrino. Si rechazamos
vivirlos pasan a ser pensamientos inútiles y
una llamada sin respuesta. No pagaríamos la
deuda a la Reina de la Paz si nos limitára-
mos sólo a difundirlos: sería sólo propagan-
da que podría ser comparada a la enorme
publicidad del mundo consumista y político
y hasta manipulación de los demás. Ella
pone sus mensajes en nuestros corazones
para que los vivamos con humildad.
La humildad es la condición y el clima
para el crecimiento y para una cosecha
abundante.
La humildad es una virtud que
adorna a la Virgen de Nazareth. Su humilde
servicio al Señor y al prójimo es la invita-
ción dirigida a cada persona, a cada cristia-
no. Los planes de la Virgen chocan contra
nuestra arrogancia, como las olas contra un
espigón. La humildad es el único camino
seguro mostrado por Jesús y por su vida. Los
santos la han tenido presente en sus vidas,
como la meta más alta.
Muchos han tomado el camino más fácil
y ancho, y han aceptado los mensajes para
hablar de ellos, y hasta para juzgar a los
demás o criticarlos como cristianos desobe-
dientes. La Virgen no nos permite discutir, o
polemizar con los demás .Ella nos llama a
que los vivamos con humildad y a testimo-
niarlos en nuestra vida cotidiana.
Los frutos del árbol son según la bon-
dad del árbol... ¡Con nuestra vida pasamos
a ser un ejemplo para los que están lejos de
Dios y de su amor! Cuando en el camino no
hay señalización, una persona empieza a
dudar si ha tomado el camino correcto. Una
señal en el camino, iluminada por la santi-
dad y ribeteada por la humildad, es impor-
tante. Esa señal siempre es seguridad.
El camino más corto hacia Dios es el
servicio humilde. Todos tienen necesidad
de nosotros. Cuando escuchemos a Maria,
seamos como Jesús en Nazareth, que siem-
pre fue sumiso y obediente con su Madre;
¡Gracias a ello creció en sabiduría y gracia
ante Dios y ante los hombres! Escuchemos a
la Madre y decidámonos a vivir todos los
mensajes con humildad. De este modo res-
ponderemos a la grandiosa llamada que
hemos reconocido en Medjugorje.
(p. Jozo Zovko - de una grabación)
Ella nos invita a la confianza en Dios,
dándonos sobresaltos de gracia que frenen
nuestra inconstancia y tomas de posición, y
nos hagan entender de una vez por todas,
que Dios, si rompe nuestros proyectos, no
nos agua la fiesta; si turba nuestros sueños,
no nos quita la paz. Así, una vez que Lo
hayamos recibido en el corazón - como
Maria- todo nuestro ser brillará de luz.
Entonces comprenderemos que, en el fondo,
toda la vida, suspendida entre las brumas del
viernes y la espera del domingo de resurrec-
ción, se asemeja al sábado santo, día en el
que se hace los agujeros de los linos bañados
en lágrimas y sangre y se los seca al sol para
que sean paños de altar.
Extendamos nuestras manos a Maria,
seguros de que cualquier cosa que ponga-
mos en las de Ella, para Ella es como si fue-
ra otro pequeño Jesús, porque todo en sus
manos se trasforma en Él.
sor M. Luisa, dominica
¡Me he dejado anular!
Llegué a Medjugorje por invitación de una
amiga. Era ya la segunda o tercera vez que me
invitaba a ir. Tenía muchas preguntas y curio-
sidades que esperaban respuesta. Enseño
Religión Católica
y a menudo me preguntan
los alumnos explicaciones sobre apariciones
de la Virgen y otros fenómenos. Además tenía
una lista larga de intenciones, oraciones, gra-
cias para pedir sobretodo para mí y mi familia
y también para muchas otras personas que se
encomendaron a mis oraciones. Personas con
sufrimientos varios: enfermedades, separacio-
nes, problemas en definitiva. Salí con el espí-
ritu de quien aborda un viaje turístico-religio-
so, más que una peregrinación, llevando con-
migo una lista de cosas para pedir y para ver,
que esperaban una repuesta racional. ¡y llegué
a un lugar totalmente distinto!
En Medjugorje no se habla: ¡se escucha!
No se da: ¡se recibe! Medjugorje es PAZ, paz
total. Aquí habla el silencio . ¡El silencio te
coge, te trasforma, te cambia, te lleva dentro
de ti mismo, el silencio te anula! Yo he vivi-
do aquí una trasformación de mi vida, de mis
programas, un cambio de 360º. Me he senti-
do preguntada, desnudada, cara a cara con-
migo misma, con mi yo más profundo,
enfrentada a propuestas radicales que me
interrogaban. Lo que hasta la fecha había sido
mi vida, no se consideraba “basura”, pero
tampoco era verdadera vida (buscar vida
cómoda, buen coche, mejor casa, sobretodo
buena presencia; y ciertamente seguir siendo
honestos, respetar al prójimo, vivir los valo-
res humanos y cristianos....). En Medjugorje
he sentido la invitación de anular todo y par-
tir de cero. Partir regenerada. Sí, me he senti-
do regenerada. Al comienzo, sentí algo de
pánico: con 47 años, una familia con 3 hijos
bastante crecidos, una cierta posición conso-
lidada... no es fácil decirse a uno mismo:
¡cambia de rumbo! Pero Alguien me asegura-
ba que con su ayuda era ciertamente posible.
Entonces desde la profundidad de mi ser, he
susurrado: fiat voluntas tua!
Agradezco a la Virgen que se ha dignado
entrar en mi debilidad sin mirar a mi persona
– a veces ambiciosa, otras, superficial - y
entrando en mi vida, me está llevando a
Jesús. Ahora, como un niño que comienza su
primer curso de primaria, estoy iniciando mi
camino, partiendo de las pequeñas cosas de
cada día, con pasos cortos, atenta a mantener-
me sintonizada en las frecuencias correctas.
Francesca di Padova
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San Nicolás de Tolentino
Una estrella siempre encendida
El 10 de septiembre se celebra la fies-
ta litúrgica de San Nicolás de Tolentino, un
santo muy conocido y venerado en la orden
agustina. Este año se cumple el 700 aniver-
sario de su muerte
, que tuvo lugar en 1305.
Numerosas celebraciones han señalado las
etapas de este itinerario anual de prepara-
ción a la solemne fiesta, sobretodo en la
basílica que custodia su cuerpo (en Italia,
provincia de Macerata).
San Nicolás es generalmente invocado
como especial protector de las almas del
purgatorio
. La Iglesia además, ha aprobado
el uso de los “panecillos”, bendecidos con
un rito especial y distribuidos a los fieles
por la salvación del alma y la salud del cuer-
po. Pero éstos son sólo algunos aspectos que
caracterizan la figura de San Nicolás. Éstos
se incluyen en un panorama mas amplio de
santidad, en el que el alma tocada por la gra-
cia responde al amor de Dios Padre y se
decide ella misma a seguir los pasos de
Cristo crucificado y ofrecido por amor.
D
E
P
EQUEÑO
,
VEÍA A
J
ESÚS EN LA
H
OSTIA
El nacimiento de Nicolás tuvo lugar por
intercesión de San Nicolás de Bari, a quien
los padres, no pudiendo tener hijos, invoca-
ron para suplicar la gracia. Como por suge-
rencia angelical, fueron a Bari, a la basílica
del santo. Enseguida se les apareció en sue-
ños San Nicolás , el cual les confirmó que
tendrían un hijo, al que deberían llamar
Nicolás, que sería además religioso, sacer-
dote y santo.
El niño nació, y fue educado cristiana-
mente por sus padres en la comunidad
parroquial. Participaba con agrado en los
oficios divinos y con deseo ardiente escu-
chaba la palabra del Señor. Un día, asistien-
do a la Misa, mientras el sacerdote levanta-
ba en sus manos el cuerpo del Señor, vio en
la Sagrada Forma, de manera clara, a un
niño bellísimo, luminoso, con el rostro y la
mirada llenos de felicidad.
S
ACERDOTE AL
S
ERVICIO
DE LA
M
ISERICORDIA
Deseoso de dejar el mundo y todas las
cosas que pasan, para estar completamente
al servicio de Dios y de la Iglesia, San
Nicolás entró muy joven en los Ermitaños
de San Agustín. Ordenado sacerdote, su pre-
dicación simple y transparente, unida a sus
virtudes humanas y cristianas, lo convirtie-
ron pronto en punto de referencia para la
ciudad de Tolentino, donde permaneció
durante 30 años. Humilde instrumento de la
misericordia de Dios, pasaba muchas horas
en el confesionario, invitando al arrepenti-
miento y al perdón mutuo.
T
RANSFIGURADO SOBRE EL
A
LTAR
Con gran devoción celebraba cada día la
santa Misa, después de haberse confesado,
para ser digno de acoger al Señor en sus
manos y en su corazón y para ofrecerse jun-
to a Él en la Pasión para la salvación de la
humanidad. La gente le veía transfigurarse,
convertirse en casi una sola cosa con el
cáliz y la hostia. Sentía a Cristo vivo en sus
manos. Y cuando bajaba por las calles de
Tolentino para visitar y confortar a los
pobres y enfermos, era la presencia real de
Cristo en él, la que convertía los corazones.
L
A
E
UCARISTÍA
, F
UENTE
DE
P
UREZA Y
L
IBERTAD
La Eucaristía le había enseñado a ser
discípulo manso y humilde de corazón, a
combatir el orgullo y los deseos del mundo
para ofrecerse completamente a los herma-
nos. Es esto lo que le define como un asce-
ta, además de un apóstol. Radicalizando la
vida de sacrificio y de penitencia de la
Regla, mortificaba los sentidos y el cuerpo
para reducirlo a un dócil instrumento del
alma deseosa de subir hacia las cimas más
altas. Quería desnudarse de todo, estar libre
de las cosas, estar libre para entregarse a
Dios por entero.
P
ROTEGE A TODO EL
P
URGATORIO
Nicolás sentía muy fuerte la unión con
todo el cuerpo místico de Cristo: la Iglesia
aún en camino sobre la tierra, la Iglesia glo-
riosa en el Cielo y la que se está purificando
en el Purgatorio. Sobretodo a esta última se la
relaciona con el nombre de San Nicolás, tras
una visión antes de llegar a Tolentino. En
sueños, se le apareció el alma del hermano
fray Pellegrino, que purgaba sus penas en el
purgatorio. Éste dijo que sería liberado de ese
suplicio, él y los demás que invocaban ayuda,
si San Nicolás celebraba una misa por los
difuntos. Él hizo según lo pedido: comenzó
enseguida a implorar al Salvador por toda
esa gente de fe profunda. Pasada una semana,
volvió en sueño fray Pellegrino para darle las
gracias. Desde entonces, nuestro santo rezó
siempre y mucho por los difuntos. Este epi-
sodio inspiró después una pía costumbre, el
uso del “septenario de San Nicolàs”, siete
días de Misas y oraciones especiales en
sufragio por los difuntos. En Tolentino se
solemniza también el domingo sucesivo a su
fiesta litúrgica, llamada “del Perdón”, con la
concesión de la indulgencia plenaria.
El empeño de nuestro santo pues, siem-
pre se dirigió a reconstruir la unidad de la
Iglesia, que se actualiza en la Comunión de
los Santos. Así como el pecado, de hecho,
turba la armonía del universo, también cada
buena obra transmite la vida de Dios a cada
alma, en la tierra o en el purgatorio.
E
L
P
AN QUE LO
S
ANÓ
En el origen de la devoción de los
Panecillos bendecidos nos hallamos ante
otro episodio. Durante una grave enferme-
dad, San Nicolás, temiendo una interven-
ción del demonio, invocó como siempre la
ayuda de la Virgen Maria y del padre
Agustín. Ellos se le aparecieron en sueños, y
la Virgen le sugirió comer un trozo de pan
bendito, mojado en agua. Así lo hizo y que-
dó sanado. Lo mismo fue practicado por él
y por sus hermanos sobre los enfermos, y
gracias a esta devoción, Dios concedió
muchas gracias a lo largo de los siglos.
Ésta y otras sanaciones milagrosas atri-
buidas a San Nicolás son sólo una confirma-
ción de su santidad. El amor hacia el próji-
mo que le ardía en su corazón lo llevaba a
usar este don con generosidad, subrayando
siempre que el milagro es un acto de fe y de
total abandono al Señor, a quien sólo se le
debe rendir gloria.
C
OMO LA
E
STRELLA DE
B
ELÉN
Algunos signos celestiales preanuncia-
ron a San Nicolás su próxima muerte, el pri-
mero fue la estrella que en sueños vio parar-
se sobre su ciudad natal y luego sobre el ora-
torio de San Agustín. Un hermano le ayudó
a comprender el significado de la visión,
que se repitió más veces: la estrella simboli-
zaba la santidad de Nicolás; no mucho más
allá, en el lugar donde se paraba la estrella,
era el lugar de su tumba, bendecida en todo
el mundo como manantial de prodigios, gra-
cias y favores celestiales para toda la cris-
tiandad. La misma estrella después le prece-
día yendo hacia el altar donde celebraba la
Misa y se retiraba en oración.
Después de 700 años esta estrella brilla
todavía ; Nicolás continúa intercediendo por
nosotros para guiarnos a la fuente del Amor,
de donde todo comienza y donde todo acaba.
Chiara Piccinotti
Los lectores escriben…
G. Della Vedova de Australia: “Gracias
por el Eco que recibo regularmente. Me gus-
ta muchísimo a mí y a mis dos hijas… Tengo
casi 95 años, por eso pienso que no voy a
estar aquí durante mucho tiempo. Por favor,
orad por mí. Quizás os interese saber que
encontré mi primer ECO en una iglesia de
Milán hace muchos años.
P. Ambrosio Sainaghi de Cuenca,
Ecuador: Os envío mis más cordiales salu-
dos y mi reconocimiento por el fiel envío de
30 copias del ECO. Lo envío a cada uno de
nuestros Misioneros salesianos de la región
Amazónica. Agradezco a la Virgen que nos
acompaña y educa desde hace tantos años.
Silvana de Argentina: El Eco llega
siempre en el momento justo, sus mensajes
son un bálsamo de amor, el remedio justo
para sanar el alma, visita fiel que llega tier-
namente, en un vuelo suave a estas lejanas
tierras del sur de la Patagonia, Argentina.
Siempre actual, con novedad de vida plena,
de alegre esperanza, aliento en la búsqueda
cotidiana de nuestros problemas.
Hay que remarcar que en estos tiempos
difíciles que nos toca vivir, la llegada del
Eco, con su apreciadísimo contenido, se
hace palpable a través de María, cuya pre-
sencia llega a todos los hogares, son su sabi-
duría y su paz. Elevo mis oraciones al
Altísimo para que os colme con sus mejores
dones a todos vosotros responsables del Eco
y todo lo que implica su elaboración minu-
ciosa, en vuestro compromiso cotidiano ,
lleno de constancia, para que este material
sea utilizado y garantizada su existencia,
que día tras día se reviste de belleza, invis-
tiéndonos de su influjo celestial y sus frutos
de gracia. Adjunto un donativo como una
humilde donación a la mayor riqueza, vues-
tra obra trascendente. Que Dios bendiga
abundantemente todas vuestras empresas y
os colme de gracias infinitas.
7
background image
Villanova M., 14 de septiembre de 2005
Resp. Ing. Lanzani - Tip. DIPRO (Roncade TV)
NOVEDAD IMPORTANTE
Si se va a la página www.ecodima-
ria.net
es posible inscribirse a la
Mailing List para recibir noticias y ser
informados sobre las próximas edicio-
nes. Además, siempre en la misma
página, tenéis la opción de ayudarnos a
ahorrar gastos de envío, descargando
vosotros mismos la edición de ECO
pdf
renunciando a recibir la edición
por carta. Gracias
Que nos bendiga Dios Omnipotente,
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Amén.
E
L
E
NCUENTRO
A
NUAL DEL
ECO
Una gracia transformante
Una gracia que te atrapa, te envuelve y
poco a poco te cambia; hace que salgas de tu
condición limitada que arruina
en ti la vida y te introduce en
un espacio existencial amplio,
ligero, y al mismo tiempo den-
so y vigoroso.
Esto parece la descripción
de un éxtasis destinado a
quien sabe qué elegido, y sin
embargo es lo que aconteció a
todos los que participamos en
el encuentro anual de traduc-
tores y colaboradores del ECO
en Medjugorge. Todos juntos,
unidos en el abrazo de María.
Es en su corazón, de
hecho, donde florece con fuer-
za y pureza esta gracia capaz
de transformarte en pocos días, de cambiar
tu modo de pensar, de actuar, de relacionar-
te, de considerar el pasado y mirar al futuro.
Una manera de ser que hace que pases del
límite estrecho del razonamiento humano al
amplio margen de vida que nos da el toque
del Espíritu.
Pero sólo si le dejas hacer…Sí, éste es el
punto. Porque todo lo que hemos dicho puede
parecer una especie de magia, una de las
muchas que se hacen por medio de técnicas y
trucos, para no percibir el peso de nuestra
humanidad y de un mundo cada vez más opre-
sor. O quizás el efecto de una droga que te qui-
ta por un momento el sufrimiento pero te hun-
de en él de forma más amarga y penosa.
Debemos en cambio ser conscientes que
sólo la acción del Espíritu Santo nos garan-
tiza la autenticidad de estas experiencias de
gracia, que no son la ilusión de un momento
sino que penetran en los estratos más pro-
fundos de nuestro ser. Y los cambian. Y los
santifican. Y los elevan. Pero piden también
nuestra adhesión voluntaria porque la gracia
que se propone nos deja libres de acogerla o
rechazarla para poder actuar en nosotros. No
somos pues espectadores, ni sujetos pasivos,
sino protagonistas de una gracia operante y
transformante: colaboradores del Espíritu.
Esta vez éramos cien. Llegamos a
Medjugorge de 15 países fuertemente moti-
vados a dar un paso adelante, como indivi-
duos y como familia; una familia que María
ha formado de modo misterioso en torno a
esta publicación que llega a todos los rinco-
nes del mundo. Un periódico que -vale la
pena apuntarlo- vive de gracia, porque es
providencial el modo con que el Eco recoge
realidades tan diversas y las une todas en el
mismo espíritu. Providenciales los medios
con los que vive y los instrumentos que usa
el Eco.
Con este estupor nos encontramos todos
los años para admirar la obra que Dios con-
tinúa realizando, ya sea materialmente pero
Carta de un
distribuidor del Eco
Me llamo Genaro, tal vez conocéis mi
nombre porque estoy en la lista de los distri-
buidores del Eco desde hace muchos años-
una cosa por la que he sido siempre honrado.
Deseo colaborar con este proyecto de María
hasta el último instante respondiendo a su lla-
mada, como Ella misma ha dicho: “Queridos
hijos, yo sin vosotros no puedo obrar en el
mundo... sed mis manos extendidas”.
Mi servicio comenzó casi contemporá-
neamente a la fundación de nuestro grupo de
oración del cual soy animador. El grupo aca-
ba de cumplir 20 años de vida y continúa su
camino porque es María quien lo guía, ¡de
ello estoy seguro!
Ella, sirviéndose de nuestra debilidad, da
fuerza y vigor a todas las actividades que
considera esenciales para la realización de la
salvación. Nosotros a menudo nos abatimos
ante los obstáculos que satanás nos pone
delante, pero Maria es incansable en la exhor-
tación y en la invitación a nuestro deber.
Vosotros, en cambio, tenéis mucho sentido
del deber: cuando me llega el paquete con los
Ecos es un ejemplo para mí. Estoy sorprendi-
do de ver tanto amor hacia Ella y deseamos
imitaros siempre más en ese camino
Gennaro Caccavale de Nola
(prov. Nápoles, Italia)
mucho más espiritualmente a cada uno de
nosotros, llamados a vivir cada vez con
mayor responsabilidad nuestra pertenencia
al Corazón de María y la participación acti-
va en el sacrificio de Cristo. Este es el motor
de la publicación.
El año pasado reflexionamos sobre la
maternidad y la paternidad espirituales, y
con alegría este año hemos acogido un
recién nacido: la edición del Eco en lengua
Letona, que se añade a las otras dieciséis
lenguas. ¿Cómo no ver en esto un fruto con-
creto de una generación espiritual que nace
de una comunión? ¿Cómo no comprender
que la unión de las almas en Dios crea el
espacio para que la gracia se encarne?
El tema que esta vez a acompañado los
días de retiro ha sido: “Contemplar el ros-
tro del Padre”. Un rostro que se ha mostra-
do con generosidad en todos sus rasgos
para hacerse familiar, íntimo y conocido.
Como siempre las reflexiones del Padre
Tomislav, ritmadas por la oración en los
montes, en un clima de escucha y de silencio
animadas por el trabajo de compartir en gru-
po fueron elevadas en el altar como ofreci-
miento agradable al Padre, junto a nuestras
vidas, en la celebración eucarística.
Días de gracia profunda pues, capaces de
transformar las cosas más sencillas en trozos
de cielo. Para contemplar, para saborear,
para dar. Y sobre todo para derramar entre
las líneas de esta publicación, para que todos
los que lo lean puedan ser visitados por los
ríos de gracia que brotan del Corazón inma-
culado de María. Una gracia que puede
hacer de nosotros criaturas nuevas y realiza-
das plenamente.
Stefania Consoli
MÁS ALLA DE TODA EXPECTATIVA
Aquí los corazones de abren y los mie-
dos desaparecen. No se comprende clara-
mente el porqué, pero se recogen los frutos:
paz, alegría, confianza, abandono, y un cora-
zón que se dilata a los
demás, partiendo de
quien está cerca hasta
quien está más alejado,
en un gran abrazo con
cada persona, sin distin-
ciones.
Aquí parece que María
quiera repetir los mila-
gros que Jesús realizó
visiblemente en
Palestina, incluso la pesca parece repetirse
de modo humanamente inexplicable, y es
verdaderamente milagrosa más allá de toda
expectativa.
La invitación de beber de esta abundan-
cia y transmitirla a los demás está dirigida a
cada uno, sobre todo a nosotros que hemos
conocido esta gracia.
Pietro Squassabia
El Eco de María es gratuito y vive sólo
de donativos que pueden hacerse por
CORREO: en este número de cuenta:
141 242 226 a nombre de Eco de María
Cas. Post. 27 – 31030 BESSICA (TV) o
por VÍA BANCARIA:
Associazione Eco di Maria
Banco de Valencia
(Gruppo BANCAJA)
IBAN: ES59 0093 0999 1100 0010 2657
Para nuevas suscripciones o para modi-
ficaciones
en la dirección escribir a la
Secretaría del Eco
CP 27 31030 BESSICA (TV)
E- mail: info@ecodimaria.net
Eco en Internet:
http://www.ecodimaria.net
Suscripciones: info@ecodimaria.net
E-mail redacción:
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