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¡Queridos hijos! Hoy los invito a que sean mis manos extendidas en este mundo que pone a Dios en último lugar. Ustedes, hijitos, pongan a Dios en el primer lugar en vuestra vida. Dios los bendecirá y les dará fuerza para testimoniar al Dios del amor y de la paz. Yo estoy con ustedes e intercedo por todos ustedes. Hijitos, no olviden que los amo con amor tierno. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!

Comentario del mensaje


25 de enero de 2005 [O] (Mensual)
18 de marzo de 2005 [O] (Anuales)
 
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