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¡Queridos hijos! Hoy deseo abrir mi corazón materno a ustedes e invitarlos a todos a orar por mis intenciones. Deseo renovar con ustedes la oración e invitarlos al ayuno, el cual deseo ofrecer a mi Hijo Jesús por la llegada de un tiempo nuevo, un tiempo de primavera. En este año jubilar, muchos corazones se han abierto a mí y la Iglesia se renueva en el Espíritu. Me regocijo con ustedes y agradezco a Dios por este regalo, y a ustedes hijitos, los invito: oren, oren, oren, hasta que la oración se convierta en alegría para ustedes. (Gracias por haber respondido a mi llamado!

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25 de septiembre de 2000 [O] (Mensual)
25 de noviembre de 2000 [O] (Mensual)
 
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